lunes, 18 de febrero de 2013

Los enemigos de Batman y la virtud de Nolan


El cierre de la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan ha permitido que las películas basadas en comics estén dentro de la mirada de los críticos. Si el último Superman fue poco menos que una mala broma, The Avengers funciona a secas como un buen blockbuster y el reboot de Spiderman hace que muchos veamos con recelo a los estudios ávidos de dinero, la historia del Caballero Oscuro es una bocanada de buen aire. Ya Peter Jackson había demostrado con El señor de los anillos que la adaptación de la literatura fantástica puede producir buenos resultados y aunque el trabajo de Tim Burton es sobresaliente, es con Nolan cuando la esencia de un personaje tan complejo puede salir más allá de la baticueva, el batimovil y el chico maravilla. Los cinéfilos duros han señalado los errores de escritura y continuidad y un abuso de un tono explicativo que hace diluir ciertas secuencias que son maravillosas y podrían serlo aún más (como la del entrenamiento en la primera entrega o la pelea con Bane en la última). Por otro lado, férreos seguidores del personaje critican las múltiples explosiones y la excesiva acción que interrumpe la profundidad de los protagonistas. Aunque hay resbalones muy marcados como la abrupta conversión de Harvey y la bomba final (¡por Dios la bomba!), esta saga tiene la virtud de acercar todo un universo a los grandes públicos que por prejuicio no se acercaban a las obras gráficas.

 Casi todo personaje de comic es un molde a través del cual un autor puede verter su propia personalidad, Nolan ha entendido así su trilogía, como un muy buen agregado a las obras escritas por Frank Miller, Alan Moore o Grant Morrison, obras que han influenciado notoriamente el trabajo del director inglés como en el caso de los enemigos de Batman. Si el villano muchas veces era un ser patético, obcecado por el dinero o la destrucción y era derrotado con facilidad y de acuerdo al establishment, aquí el enemigo es alguien que hace tambalear al protagonista, no sólo de forma física o mental sino en su esencia porque amenaza aspectos que cualquier ser humano considerara fundacionales y pilares de su propia vida: propósito, identidad y capacidad. Ra`s al Ghul comparte la visión de Batman al consagrar su existencia a buscar la justicia y el castigo a los criminales pero no se tienta el corazón para asesinar, limite que nuestro encapuchado defiende psicóticamente; el Joker le recuerda cuan cerca está él mismo de ponerse una camisa de fuerza además de cuestionar toda el sistema ético que permite su existencia, Bane es el reto de un espejo malformado pero más joven, más fuerte y quizá más inteligente.

Nolan nos habla de su protagonista no sólo desde la épica del vigilante, también lo hace desde los trastornos, motivaciones y paralelismos que surgen de sus contrapartes y es que, como se menciona en esa maravilla que es Arkham Asylum, puede ser que todos los enemigos sean una parte extensiva del héroe, de sus facultades y sus falencias. Aunque creado por Bob Kane y enriquecido por muchas plumas y algunos directores de cine, el verdadero Batman es pertenencia de todo aquel que se indigna ante el dolor, que se haya arrepentido de algo y posea un punzante y latente miedo a la muerte de alguien que ama.