viernes, 13 de marzo de 2009

La fortuna en un cartòn




La ficciòn puede transplantar cosas de los universos imaginarios a la realidad. Las ganas de viajar, de amar o incluso de leer pueden tener origen en Swift, Goethe o Cervantes. Mi lectura de Una partida de ajedrez de Stefan Zweig me dejò tres certezas: serìa fabuloso jugar como el doctor B., no serìa tan fabuloso adoptar su patologìa por el tablero y (de la que estoy mas convencido) de que soy un muy malo jugador de ajedrez.
En El Jugador, Dovstoievsky muestra un factor que es ajeno al ajedrez pero afecta en cierta forma a todo el universo: el azar. La ruleta se convierte en la misma espada con la que el doctor B. hace frente a la realidad y en la que al igual que Aleksei pasea su mente.
Juego, medio y fin. La lucha entre reyes, caballos y alfiles carece de la incertidumbre regalada por la fortuna, esa cosa con la que algunos griegos se quebraban la cabeza y por la cual algunos se quiebran la vida. Se ha señalado que el ajedrez es el juego mas ignominioso. La victoria no deja espacio a la humildad, la derrota carece de honor. No existen excusas en el ajedrez, en este juego no se pueden mencionar que las cartas formaban una pèsima mano o que los dados no van con uno. Dado mi gusto por la baraja he de decir que existe otro factor curioso que marca una diferencia entre los juegos de cartas y el ajedrez. Un tablero limpio, con piezas pulcras y ordenadas es una perfecta alegorìa de cosmos: orden por rangos, colores y tamaños. Todo es simètrico y bello pero para que el juego se desarrolle, para que cumpla su propòsito debe romperse ese esquema. Entonces los peones mueren, los caballos saltan, las damas matan y el rey en su lento movimiento se desplaza sobriamente por el terreno.Se necesita hacer caos del orden. La baraja por su parte cumple con condiciones contrarias: hay construir el mejor juego. Se puede partir de un dos de corazones y un nueve de trèboles para ganar. De un completo revoltijo se puede obtener un bello juego tanto en su valor como a la vista ¡que hermoso paisaje forman cuatro ases en fila! Pero para que esto suceda necesitamos suerte y sabiendo lo caprichosa que resulta esta, muchas veces nos servimos de un joker para ganar. Este comodìn es simbolo de la transgresion y al mismo tiempo es necesario para formar un orden. Tenemos que solucionar el caos.
Doliente es la escena de la Traviata en donde Alfredo se ufana de su triunfo en la ruleta ante Violeta. Se enorgullece de su victoria y al mismo tiempo se lamenta por su suerte.