viernes, 30 de enero de 2009

Barack, Freud y las nuevas apuestas



Desgraciadamente no fui ajeno a la euforia que el nuevo presidente estadounidense ha provocado desde su fastuosa toma de posesión. Un aplauso al equipo de transición de Obama por organizar un evento notoriamente pragmático en cuanto a imagen pública, en cuanto a política y al mismo remover aún en la mente más escéptica esa piedra en el hígado que es la esperanza. Renovación de los anhelos de igualdad de mitad del siglo pasado, remembranza de Kennedy y Luther King, un plausible cierre de Guantánamo, en fin, detalles y detalles que hacen pensar que existen soluciones a lo que Mr Bush ayudó a dejar.
Tanto deja la imagen del presidente negro que cuando a uno se le pasa la euforia también le viene un sentimiento de negrura (sin sarcasmo). Porque el buen Barack tiene poder, muchísimo, pero su voluntad no sirve en un mundo que le sonríe como le sonrió en su toma de posesión. Una sonrisa esperanzadora únicamente en el trabajo del otro, en la obra de alguien que por si solo no puede solucionar Cuba, Irán, Afganistán, Irak, Gaza, , Corea del Norte, Ucrania, miles de pueblos africanos, narcomasacres en su vecino del sur, Nicaragua; o que simplemente representa la venganza de los negros sobre los abusos blancos de mucho tiempo atrás. Ese tipo de sonrisas no van a lograr nada y Barack lo sabe y por eso instó a todos a colaborar y quizá por eso Fidel le dijo a Cristina que ese afroamericano yankee parecía una persona sincera.

Fernando Solana Olivares en su Elitismo para todos( Milenio 16/ene/09) sostiene que el psicoanálisis es uno de los constructores de la modernidad y aún teniendo detractores al por mayor – menciona a Guénon, a Borges y a Kraus- la maquinaria que Freud echó a andar no ha perdido fuerza. Solana Olivares se pone del lado de Guénon señalando que existe una alineación moderna y un proliferación “del individuo cuyo egoísmo será idéntico al de los otros aunque él se conciba a sí mismo del todo único y singular..” y gran parte de esto se debe a que el psicoanálisis hizo voltear a nosotros mismos de forma equivocada, tratando de sacar con desvaríos nuestros desvaríos propios. Fernando concluye en que “existe una resonancia directa entre el capitalismo consumista y el psicoanálisis freudiano, al modo de juego de espejos donde lo que surge en uno simplemente refleja lo que en el otro ya surgió”
Por tal razón no es de extrañar esta crisis económica, si nuestro dinero está fundado en los anhelos del ocio y nuestra voluntad en el próximo fin de semana, mientras tanto esperamos que el “negrito” arregle todo para pasarla “súper”. Pasividad ingrata que deja rastros crueles. Que venga Aretha y canté, que venga Warren y predique, que venga Obama y trabaje, pero mejor que venga el compromiso por pequeño que sea. Si este se ausenta, mejor que se vayan Aretha, Warren y Obama porque solo agacharemos la cabeza. Apuesto por que eso no pase.