miércoles, 24 de diciembre de 2008

Al enemigo desde adentro

Después de mucho tiempo entra uno a este espacio. Ignoro si la falta para escribir en él se debe a un hastío de las computadoras. Hastío sincero cuya única hipocresía radica en la necesidad de usarlas. Hastío que puede convertirse en un gusto peligroso. Se me reprochará quizá que esté escribiendo en una computadora, que mi texto podrá ser leído por millones de personas (lo cual no garantiza que se haga) y que estoy siendo beneficiado por la tecnología. No niego estas ventajas, pero la llamada sociedad de la información siempre me ha parecido sospechosa y ya que una sensación como la sospecha es en lo absoluto descriptible no pretenderé defender mi rechazo.
Hace poco le mencioné a una amiga que estabamos atados al código binario..y la mayoría no sabemos realmente como funciona. Que mi ignorancia no sea la justificación de mi desprecio, mi desprecio origina en parte mi ignorancia. Simplemente no quiero tener mi "diario" a la vista de todos sin saber a ciencia cierta como ese "diario" es publicado. Me bastan unas pocas líneas para sentirme a mano con la pantalla. Quizá sea una forma de venganza contra Gates o Jacobs, quizá sea mi anhelo por una Regminton, quizá sea solo la necesidad de ser leído. Prefiero pensar que la computadora es un tapete en el cual como una botana ligerita, casi nula pero no por eso carente de sabor.